(Avalado por la
neurociencia, por la pedagogía y por las autoridades deportivas que afirman que
un cerebro y unas manos que se mueven son mejores que un cerebro acabado y unas
manos caídas)
Buscar palabras en
diccionarios formato papel permite hacer memoria a largo plazo del orden del
abecedario en varios idiomas; la memoria también se ejercita con la búsqueda
muchas veces infructuosa del diccionario en cuestión que nunca se sabe dónde se
deja. Una vez recordado, hay que levantarse de la mesa, ir a la estantería y
agacharse, porque siempre está en la balda de abajo, debajo de libros de cocina
y de jardinería. Se exige la estimulación de bíceps y femorales. Seguidamente, se
procede a la selección del tomo, diferenciando el de A a la G del de la H a la
Z. Se retira el polvo con un movimiento reiterado de la palma de la mano. Estimulación
de falanges. Comienza a funcionar el hemisferio derecho mientras juega al tú la
llevas con el hemisferio izquierdo. La amígdala se despierta después de miles
de años de siesta filogénica. A continuación, se procede a la apertura
aproximativa según la estimación azarosa de localización (E.A.L) de la palabra,
grosso modo. Con el dedo gordo, que normalmente no se usa, puede uno airear las
hojas y provocar brisas que se agradecen en verano incluso en noviembre que con
el cambio climático ya se sabe esto es lo de menos. Al final aparece la letra
que andábamos buscando y mediante aproximación lenta, se progresa en el fluir
de las hojas con paz interior. Aquí se suele uno entretener con la lectura de
palabras previas a la que buscamos o posteriores. Es posible un excurso por
encontrar palabras extrañas o largamente añoradas tipo: turmalina, silabario,
siesta o erotismo. Conviene seguir adelante y, con el dedo índice, se agiliza
la psicomotricidad fina al desplazarlo sobre la hoja, mientras nos distraemos
con el canto de las cacatúas, hasta alcanzar la palabra buscada, que a estas
alturas hay que rememorar. También se ejercita el deletreo para diferenciar la
palabra encontrada y las palabras que se le parecen mucho y que pueden llevar a
confusión. Lo mismo sucede con la selección de las acepciones que nos conviene:
aquí se estimula el sistema linfático en su totalidad si no hay orgasmo,
finalmente, cuando, eureka, hallamos la palabra, la señalamos con la uña y
además, de propina, nos nacen endorfinas a causa de emociones diversas
derivadas de una especie de asombro. Aun así, después aún queda cerrar el
diccionario, levantarse con nuevos ejercicios de pubis y músculos varios, hacer
crujir la silla y los huesos y retornar el diccionario hasta la estantería y balda
correspondiente, encima de los libros de cocina y de jardinería, en la parte de
abajo. Se previenen así lumbalgias.
Formato digital:
escribir palabra y darle a intro.
2 comentarios:
Jajajaja pensándolo bien es mejor usar el diccionario de toda la vida porque así te ahorras la clase de Pilates.
vine a ver quien eras...gracias por seguirme...un abrazo
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