jueves, 7 de noviembre de 2019

El púrpura y la luna



Antes de que Juba, rey de Mauritania, enviase una expedición a las Islas Púrpura en busca de los antiguos secretos de los fenicios, su mujer, la reina Cleopatra Selene, se desnudó. Estaban en medio del silencio de palacio. Había, eso sí, el rumor de una fuente. Pero el silbido de los vestidos de seda cayendo alarmaron a la guardia que, al otro lado de los muros, sintieron la amenaza de una serpiente. También se escuchó el corazón del rey batiendo sus costillas. Cleopatra Selene le hizo entender con este gesto que había otras prioridades en el reino, más relacionadas con el futuro que con el presente de los caracoles de Tiro.  Más tarde, Juba, sólo en su gabinete, empezó a escribir otro tratado de gramática. 

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