lunes, 19 de febrero de 2018

Superioridad de la búsqueda de palabras en diccionarios formato papel



(Avalado por la neurociencia, por la pedagogía y por las autoridades deportivas que afirman que un cerebro y unas manos que se mueven son mejores que un cerebro acabado y unas manos caídas)

Buscar palabras en diccionarios formato papel permite hacer memoria a largo plazo del orden del abecedario en varios idiomas; la memoria también se ejercita con la búsqueda muchas veces infructuosa del diccionario en cuestión que nunca se sabe dónde se deja. Una vez recordado, hay que levantarse de la mesa, ir a la estantería y agacharse, porque siempre está en la balda de abajo, debajo de libros de cocina y de jardinería. Se exige la estimulación de bíceps y femorales. Seguidamente, se procede a la selección del tomo, diferenciando el de A a la G del de la H a la Z. Se retira el polvo con un movimiento reiterado de la palma de la mano. Estimulación de falanges. Comienza a funcionar el hemisferio derecho mientras juega al tú la llevas con el hemisferio izquierdo. La amígdala se despierta después de miles de años de siesta filogénica. A continuación, se procede a la apertura aproximativa según la estimación azarosa de localización (E.A.L) de la palabra, grosso modo. Con el dedo gordo, que normalmente no se usa, puede uno airear las hojas y provocar brisas que se agradecen en verano incluso en noviembre que con el cambio climático ya se sabe esto es lo de menos. Al final aparece la letra que andábamos buscando y mediante aproximación lenta, se progresa en el fluir de las hojas con paz interior. Aquí se suele uno entretener con la lectura de palabras previas a la que buscamos o posteriores. Es posible un excurso por encontrar palabras extrañas o largamente añoradas tipo: turmalina, silabario, siesta o erotismo. Conviene seguir adelante y, con el dedo índice, se agiliza la psicomotricidad fina al desplazarlo sobre la hoja, mientras nos distraemos con el canto de las cacatúas, hasta alcanzar la palabra buscada, que a estas alturas hay que rememorar. También se ejercita el deletreo para diferenciar la palabra encontrada y las palabras que se le parecen mucho y que pueden llevar a confusión. Lo mismo sucede con la selección de las acepciones que nos conviene: aquí se estimula el sistema linfático en su totalidad si no hay orgasmo, finalmente, cuando, eureka, hallamos la palabra, la señalamos con la uña y además, de propina, nos nacen endorfinas a causa de emociones diversas derivadas de una especie de asombro. Aun así, después aún queda cerrar el diccionario, levantarse con nuevos ejercicios de pubis y músculos varios, hacer crujir la silla y los huesos y retornar el diccionario hasta la estantería y balda correspondiente, encima de los libros de cocina y de jardinería, en la parte de abajo. Se previenen así lumbalgias.

Formato digital: escribir palabra y darle a intro. 

2 comentarios:

Tracy dijo...

Jajajaja pensándolo bien es mejor usar el diccionario de toda la vida porque así te ahorras la clase de Pilates.

Recomenzar dijo...

vine a ver quien eras...gracias por seguirme...un abrazo